martes, 13 de abril de 2010

Sobre una privatización anunciada

Asumo que, si ocurriera, no me percataría de la desaparición del diario La Nación. Creo que como futura periodista debería tener conocimiento de los temas y enfoques que los distintos medios de comunicación dan a las noticias pero, aún así ,no me interesa leerlo. Recuerdo cuando en alguno de mis ramos universitarios me obligaron a utilizar esta fuente informativa y me molestó la vulgaridad de algunas de las notas y comentarios publicados. Aquel estilo cuasiamarillista, entre La cuarta y Las últimas noticias me parece completamente diferente al perfil de nuestro nuevo gobierno que, aún "modernizado" según dicen sus adherentes, no deja de ser un tanto conservador.

Hoy se habla de la posible privatización de este medio de comunicación que por veinte años fue la voz de nuestros gobiernos concertacionistas. Sebastián Piñera no ha dado la información presisa de lo que pretende hacer con La Nación. Obviamente, a mi juicio, no sería coherente que el diario siga siendo lo que ha sido hasta ahora habiendo cambiado el orden gubernamental. Ya desde la segunda vuelta el periodista del medio en cuestión, José Morgado vaticinó en un articulo las dificultades que se veían venir.

A un mes del cambio de mando la vocera de gobierno, Ena Von Baer, no dio una clara respuesta al ser consultada por el tema. Creo que es un hecho, pues nuestro presidente pretende privatizar algunas empresas públicas para contribuir económicamente a la reconstrucción del país. Claro está que seguirá siendo sólo un supuesto hasta que Piñera nos de la noticia de manera oficial.

Es algo así como la "Crónica de una muerte anunciada", pues ya en su programa de gobierno el presidente Piñera anunciaba la privatización de La Nación por lo que ya en ese entonces tenía a muchos periodistas mordiendose las uñas en espera de terribles cambios en la libertad de los medios de comunicación y en tantos otros aspectos sociales que habrían de afectar a la población.

Creo que no es una gran pérdida el que un gobierno no tenga su diario oficial, especialmente este, que tiene a la mayoria de los medios de comunicación a sus pies. No lo había pensado hasta ahora que me encuentro con las sabías palabras de Abraham Santibañez, ¿por qué el Estado debería tener un medio de comunicación? Si estamos en democracia, en favor de la libertad de pensamiento, de opinión y de información no necesitamos este tipo de influencia directa. En fin, de todos modos tendremos información limitada, determinada por los grandes conglomerados que alabarán o bajarán el perfil de los acontecimientos según les convenga.

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